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Dos balazos en mi corazón.

  • Joanna.
  • 7 may 2015
  • 4 Min. de lectura

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Soy una mujer romántica, no cursi. En sí, me gustaría contar mi historia puesto que no la he contado desde el día en que paso ; eso los convierte en los primeros. No es casualidad en sí que no me haya podido olvidar del todo de él. En realidad fue mi primer amor,seré una de tantas que lo han experimentado, pero aunque ya haya pasado bastante tiempo entre lo que él y yo tuvimos, sigo incluso soñando con él. Recuerdo esta noche: 6 de septiembre del 2014. Él y yo comenzábamos a hablar de nuevo, no lo había olvidado aunque yo hubiese salido con otros chicos ya, y de hecho me encantaba la idea de poder volver a ese algo que él y yo un día tuvimos. Estábamos a unos cuantos días de cumplir nuestro primer año separados, eso me ponía nostálgica cada vez que lo pensaba. Él ya había cambiado mucho, yo en realidad seguía siendo la misma loca de siempre, no sentía la misma conexión de antes con él. Era serio, me daba un aire extraño, me sentía otra persona con él. Ese día no paraba de pensar en él, yo sentía que era hora de afrontarlo, sabía que él no quería volver conmigo, yo sabía que en ese momento no era lo que él buscaba. Tampoco me buscó para algo serio, en realidad me buscó para tener relaciones conmigo, cosa que no me paso por un instante en la cabeza. En fin, me sentía tan devastada que salí esa noche a la calle, con una lluvia impresionante, estaba completamente empapada en lágrimas, en gotas de lluvia, y en mis propias ideas que daban vueltas sobre un eje en mi cabeza. Yo sabía lo que iba a pasar. Paré en un camellón, decidí hablarle por teléfono y preguntarle si me permitiría hablar con el en persona, puesto que estaba a diez minutos de su casa. Al decirle tal barbaridad, él respondió sorprendido "¿Qué?, ¿A esta hora?, ¿Con esta lluvia?". ""; respondí, es algo que estaba dispuesta a hacer por mi bien, no por él. Corrí lo más rápido que pude, estaba asustada puesto que era una tormenta fuerte y a esa hora las calles no eran seguras. A lo lejos, lo vi afuera de su casa, protegido de la lluvia con un pequeño techo, troté hasta llegar a él, y lo miré a los ojos: "estás loca", me dijo. "no por cualquiera", respondí. Después de insistirme que pasara a su casa, acepté la invitación. Estábamos en su cuarto, me senté sobre la cama y me sentía más tranquila, aunque en cualquier momento podía romper a llantos. Comenzamos a platicar un poco y al tiempo de que sentí la necesidad le comencé a preguntar acerca de sus intereses, en general sobre mí. Él se quedaba callado y miraba hacia otra parte, mientras yo solo me respondía a mí misma con su silencio. Poco después, comenzó a hablar y dijo justo lo que creía que en realidad estaba pasando: "no sé lo que quiero". BOOM, primer balazo a mi corazón. Aunque sabía qué era lo que diría, el hecho de que me lo dijera dolió aún más. Yo no podía hacer nada para que él cambiase de opinión, soy persistente y soy muy tenaz en cuanto a cosas que me apasionan, pero the heart wants what it wants; y yo no podía forazar a su corazón a volverme a querer. Así continuamos platicando un rato, una plática que decidí borrar de mi memoria pero ciertamente solo era acerca de lo confundido que estaba él. A las tres de la mañana decidí decir adios, "me tengo que ir ya" dije en lagrimas. Él recordó como había llegado a su casa y decidió llevarme a la mía. En el camino, dentro del coche, él me dijo "perdón por haberte tratado tan mal"; BOOM, segundo balazo. Él sabía todo el tiempo que me trataba mal, mientras yo seguía ahí esperándolo. Él continuó diciendo lo mismo todo el camino, "perdón, perdón, perdón". En ese momento solo quería perdonarme a mí por haber sido así de tonta en haber dejado que me lastimara, fui yo la culpable. Llegamos a mi casa, afuera de mi residencial, y yo no tenía llaves, entonces solo significaba que teníamos que timbrar a otras casas para que me abrieran la puerta; pero, a las tres de la mañana, no sonaba como una muy buena idea. Mis padres no tenían absoluta idea de que estaba fuera, fue un escape de "amor y locura". Al estar timbrando tan tarde, llegaron unos policías, a quienes les habían comunicado de una de las casa que alguien no paraba de tocar el timbre. La puerta ya la habían abierto, los policías me veían con los ojos hinchados de tanto haber llorado, ellos no tenían idea pero me decían que todo iba a estar bien. Cuando estos se fueron, creí que era hora de entrar. Él me acompañó a la puerta, y justo antes de cerrarla, corrí a sus brazos y solté un llanto tan natural, tan horrible, y triste a la vez, que lágrimas incluso comenzaron a brotar de sus ojos. "No quiero que te vayas"; "te necesito conmigo"; "perdóname, fui una tonta"; "eres el amor de mi vida". Fueron unas de las tantas cosas que le dije al abrazarlo; "perdón... yo quiero pero, no puedo"; fue lo que me dijo. Tuve que irme después de ese comentario y fui directo a mi recamara. Sentí que iba a morir, abracé un oso de peluche y lo dejé empapado de lágrimas. Con la tormenta, mis gritos de llanto no se escuchaban, pero eso no evita que al día siguiente mis ojos se vieran como el Jorobado de Notre Dame. Antes de dormirme, comencé a rezar por olvidarlo, y de pronto caí en sueño. Al día siguiente, sentía como si hubiera tomado una botella de tequila entera, aniquilada, completamente destrozada. Un mensaje llegó a mi celular y decía: "Primer amor nunca se olvida ;)". En ese momento sentí la rabia más grande que he sentido alguna vez, y esa rabia se ha ido desvaneciendo, sin embargo; sigue ahí.


 
 
 

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